el dolor




en la improvisada rueda de confesiones le tocó el turno a la chica de las trenzas, “a ver, dejadme que piense… cuando se murió mi abuela, aquel día no paré de llorar”, todos asintieron apenados, solidarios, pensando en sus propios días de muerte cercana, sus propios días terribles. la atmósfera no era la del clásico campamento de verano, precisamente, donde abundan las historias de miedo, con las linternas en cenital inverso sobre las caras creando rostros bizarros, tampoco era un escenario típico de juegos picantes, de revolución hormonal. en aquella reunión los chicos del campamento hablaban del dolor, de las cosas que nos hacen llorar. la noche embadurnaba de negro el luctuoso silencio. el crepitar de la hoguera se hacía muy notorio, las llamas bailaban, crujientes. “yo lo pasé muy mal cuando pillé a mi novio besándose con otra chica”, dijo entonces una joven pecosa, y todos asintieron de nuevo, cómplices, al volver a percibir, con más o menos lejanía en el recuerdo, su propio corazón roto, deshecho. el chico de la gorra era el siguiente en hablar. mientras él hacía repaso mental de situaciones, escenificando sus pensamientos con todo un muestrario de gestos sordos, el grupo lo miraba expectante. “pues, el otro día” arrancó al fin, “en el gimnasio, mientras hacía pesas, se me cayó una mancuerna en el dedo gordo del pie y me hizo un daño tremendo”. tras unos segundos de estupefacción, estalló una carcajada general. “¿qué pasa? a mi me dolió un barbaridad!” protestó el chico, cargado de razón. una vez pasado el momento de hilaridad todos tuvieron que admitir que el muchacho de la gorra, efectivamente, tenía razón, quizás más que nadie, porque el dolor de alma se puede metabolizar de muy diversas formas, cada uno lo siente con más o menos intensidad, pero un dedo gordo aplastado genera un daño incontestable!!

35 comentarios:

  1. La subjetividad de la vivencia del dolor hace de cada experiencia y de cada vida algo único e irrepetible.

    Un beso Raúl.
    (tu faceta de escritor también nutre) :)

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    1. desde luego que sí, el umbral de tolerancia puede ser más o menos ancho, unos lo soportan estoicos, impertérritos, otros se vienen abajo con la más mínima punzada. un beso, paisana :)

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  2. El dedo gordo del pié... es importante, y duele, porque forma parte de nuestro cuerpo. Yo creo que, el problema es precisamente es el metabolismo del dolor... ves... Así, precisamente, los dolores del alma se metabolizan lentamente, pero los dolores del cuerpo... una vez no persisten... se olvidan fácilmente... Las heridas del alma tardan más en cicatrizar. Cuando existe una herida en el cuerpo lo bastante grande para afectar al alma... entonces... entonces sí que es un gran dolor.
    Parece, que si no te has herido el alma alguna vez... no creces... y eres superficial...
    Metafísicas!!!
    :)
    Genial foto y texto.
    Un besazo y buenos días!

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    1. no hay pomada para el alma, no? trankimazin, en todo caso, pomada para las neuronas, vamos, que son las culpables de todo, en realidad. un besazo, presidenta :)

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  3. Nuestra capacidad de sufrimiento, el umbral de dolor, y por contra la plenitud, la felicidad, nuestra capacidad de asombro o de sonreír... es todo tan relativo.

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    1. sin duda, mientras unos necesitan muy poco para contentarse, otros son incapaces de ser felices, teniéndolo todo, es un tema complejo, con muchos ángulos.

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  5. Como dice Sofya y te he dicho alguna vez, tus relatos e invenciones no tienen desperdicio. Me gustaron esas confesiones de campamento alrededor de la hoguera. El dolor físico es, desde mi punto de vista, más soportable que el psíquico (aunque la intensidad del primero es algo a tener en cuenta). A mí me causa dolor equivocarme o comportarme indebidamente, ese es uno de "mis caballos de batalla", aquí entre nosotros dos:)
    Besos

    p.d. Eliminé el anterior comentario porque cometí una errata, sorry.

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    1. sí, cuando se trata de una muela es fácil extraer el dolor, si es un arrepentimiento lo que nos hace daño, un mal recuerdo, una ausencia, la cosa se complica! besos :)

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  6. Curioso cuento- reflexión, Raúl.
    Me gustó mucho.
    Es cierto que los dolores del alma y del corazón, son más complicados de medir, de cuantificar y en resumen, de comparar.
    En cambio, la física aunque cada uno tiene su particular umbral del dolor, es como más fácil de comparar por todos.
    Es como más objetivo ¿verdad? Frente al otro más personal, íntimo y subjetivo.
    Oye, que me gustó mucho!!!!! Tienes que escribir más, si que si.

    Besote.

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    1. es un tema con recorrido, sí, porque solo hemos contemplado la parte sufriente, en mayor o menos grado, pero también hay una cuota de disfrutadores del dolor, provocándolo o autoinflingiéndoselo. así de raritos somos los humanos. anyway. gracias, amiga, besote :)

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  7. Me agrada este retorno tuyo a la escritura. Gracias por el texto, raúl

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    1. no hay de qué, un placer escribir alguna cosilla de vez en cuando, ya sabes :)

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  8. ¿Ya te he dicho que deberías escribir más relatos?
    Pues eso.
    Plas, plas.

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    1. gracias, paisano, y siempre se me hincha un poco el orgullo cuando me lo dices tú, precisamente, que escribes que da gloria.

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  9. O como en ése incómodo momento cuando te tropiezas con algo en tu casa y siempre le toca perder al dedo chiquito. :/

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    1. incómodo por decirlo suavemente, porque dan ganas de cagarse en todas las putas cosas cuando ese momento se produce! :)

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  10. Estoy con tu paisano, Ya te lo he comentado muchas veces.

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    1. gracias, maestro, siempre es gratificante escucharlo

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  11. El dedo gordo del pie, estudiadamente colocado para las cosas de mucho peso caigan sobre él (mancuernas, pupitres escolares...), como estudiado está el meñique para golpearse en las esquinas de los muebles y el corazón para soportar pérdidas insoportables. Me ha encantado, gracias :)

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    1. el cuerpo es sabio, vamos, perfectamente diseñado, y muy puñetero, está clarísimo! :)

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  12. Un golpe en el dedo gordo del pie duele mucho pero en el pequeño, ni te cuento! jaja Me ha gustado mucho el relato! y cuando el chico de la gorra ha explicado su anécdota dolorosa -como sus compañeros de campamento- no he podido evitar reírme :D

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    1. es una rotura de clímax que invita a la sonrisa, sí :)

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  13. jaja, estoy de acuerdo: un dedo del pie machacado sí que duele :D

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  14. El dolor físico también duele, no lo olvidemos.... Genial el relato Raúl ;)

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  15. Tremenda la reflexión en forma de cuenta. De lujo leerla.

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  16. ... el dolor físico pasa antes o suele tener solución... los demás son muchos más complicados...

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    1. menos los enfermos crónicos, no? que tienen que aprender a convivir con un malestar perpetuo...

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    2. Sip, lo había pensado, pero hay drogas que ayudan a llevarlo, auque no sea igual que estar sano claro... en cambio, para las enfermedades del alma no hay antídoto que valga...

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  17. Jajjajaja, me hiciste reír nuevamente Raúl! Y pobre, todos estamos seguros de que le dolió bastante!!!!!

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    1. es una certeza de las gordas, sí, como el dedo! :)

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  18. Es que parece que el dolor físico se pasa antes que el otro... quizá por eso se desprecia la intensidad contraponiéndola a la duración.

    De todos modos, creo que hay algunas personas felices como el de la mancuerna. Pero como no lo saben, y creen que ese es el estado natural de las prsonas, piensan mucho en su dedo.

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