relato de ciencia micción
intentaba empujar, meándolo, un pliego de papel higiénico que se había quedado enganchado a la pared interna del WC, le gustaban los retos, aunque fueran completamente estúpidos, “a ver si consigo despegarlo de ahí”, pensó, concentrado en posicionar el chorro estratégicamente para empapar el papel, hasta que logró hacerlo resbalar, sucumbirlo. por eso se quedó tan extrañado cuando advirtió, justo antes de tirar de la cadena, unas gotas finales de sangre. no estaba, en absoluto, acostumbrado a perder.
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Inquietante...momentos de pánico, de esos en los que la vida de uno pasa delante de los ojos...
ResponderEliminarA qui me pasa como en las pelis, me puedo imaginar el resto, solo tenia piedrecitas :)
me veo joven, pero en nada me tendré que preocupar por esas cosas tan chungas.
ResponderEliminarCreo que es uno de los mejores microrrelatos que he leído últimamente...
Un saludo!
parece...como el asesinato del papel higiénico..jaja
ResponderEliminarJoder que mal rollo no? Pobre hombre menuda sorpresita al final...
ResponderEliminarUuuuuui va coincido con mi vecina de comentario...¡¡pobre hombre al final ¿no?... muy chulo Raúl. Buenos días y un besote :))))
ResponderEliminarQuien mas y quien menos, varon se sobreentiende, ha usado su potencial viril para apuntar y disparar a puntos estrategicos con su chorrillo. Escatologico!
ResponderEliminarEstremecedor documento...jaja
ResponderEliminarOstia al principio me recordaba algún momento jejeje, pero al final no me ha molado nada, jo que cuhngo no?
ResponderEliminarImpactante...
ResponderEliminarno es un final feliz, no, al menos no augura nada bueno. imagino el desconcierto de ese momento, el miedo inicial, asomándose, vertiginoso. es un relato de ciencia micción chungo, desde luego.
ResponderEliminarMaravilloso, desde el título hasta el feroz desenlace.
ResponderEliminar...mi agüita amarilla, maravilla.
Pero que titulo, muy ocurrente!! Este señor tiene de que preocuparse..lastima, tan simpatico q habia sido lo de la punteria..
ResponderEliminarYo estoy esperando a que hagan deporte olímpico el llenado de botellín con orines en el baño de un bar.
ResponderEliminarEl final es un poco Hitchcock, jeje.
Las palabras justas, he visto la ilustración de un final abierto a la imaginación; me imagino cómo se va temblando el papel... con su sangre.
ResponderEliminarTe dejo un beso, Raúl.
enhorabuena, muy buen blog, pero eso ya lo sabes tú ;)
ResponderEliminarMuy buen relato, pero lo que mas me ha gustado ha sido el título, jeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy escatológico e imaginativo, sobre todo éso...Vales "p'a un roto y p'a un descosío":)))
ResponderEliminarOye, que acepto el baile sin pensarlo, estaría en buenas manos!!!! me atrevo con cualquier cosilla, ya sabes, fruto del duro aprendizaje en las verbenas de los pueblos, jajajajjaja.
Te envío un beso sonriente:))
Eso es el comienzo de la invasión...
ResponderEliminarCortante... Un látigo... Me gusta :-)
ResponderEliminarEl título, fantástico. Y todo lo demás, sorprendente, in crescendo.
ResponderEliminarQuizás eso le pasó al pobre hombre por ser tan amante de los retos...Muy bueno también el final.
Suscribo lo manifestado por Don Chapulin.
ResponderEliminarVaya, iba sonriendo a medida que lo leía y de repente, zas!! me has borrado la sonrisa de un golpe. Y yo que al leer el título pensaba que me ibas a contar como meaban los extraterrestres... :P
ResponderEliminarMuy buena la historia, con un título magnífico.
El microrrelato es un género que me gusta mucho.
ResponderEliminarEste tuyo me parece muy bueno, con ese contraste entre la vivencia más cotidiana y simple y la otra tan brutal e impactante, sólo en segundos. Un final de guillotina: cortante, helado.
me meo de risaaa jiji
ResponderEliminarMola ese final cortante. Efectividad pura.
ResponderEliminarPor dios, si es que lo peor es intentar las cosas con obsesión :)
ResponderEliminarBesicos
De: Beato Darzádegos
ResponderEliminarA : Raúl.
Bos días amicus:
Fiuuuu!."O fiu nejro jana..."!
Para mear y no echar gota.
Espero que eso me llegue cuando me llegue la rigidez. La naturaleza es una diosa bárbara que nos indica hasta dónde llega.
No salpiquen señores, que hay para todos...
Grandioso relato en tan poco espacio(el inodoro se circunscribe pequeño pero se derrotan los más fuertes ante él).Me imagino la de urólogos que se están frotando las manos.
Magnífico Raúl, y eso que me encanta la Ciencia Ficción...este final es de terror....bélico.Menuda batalla...aliení-gen-a.
Bos días amicus.
un tema que había que tratar..me encantó el género ciencia micción..hay que trabajarlo a fondo
ResponderEliminarMierda...
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