la vida le llegaba por aquella especie de cordón umbilical directa a sus oídos. con cerrar los ojos podía desprenderse de si mismo, pensar mil cosas a la vez, o simplemente no pensar en nada. las voces, los ritmos, le reconciliaban con el mundo, le redimían. triste, o exultante, todo resultaba extrañamente hermoso a través del cordón. pero tenía cosas que hacer, paró la música, se quitó los auriculares, y se marchó envuelto en el pegajoso manto de realidad que lo abrazaba, obstinado.
(viñeta: jimmy royalty)
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